sábado, 12 de enero de 2013

Un camino interminable e inolvidable

El viaje de Río Gallegos a Ushuaia fue toda una aventura. Por empezar, estuvimos como dos horas  en el control fronterizo de Chile para registrar el ingreso, aunque solo sea para transitar la  parte de la ruta chilena que encima es de ripio.
Con la emoción de estar en el Estrecho de Magallanes, tomamos el ferry que en solo 15 minutos nos dejó en Tierra del Fuego. Allá comienzan los 136 km de ripio, que están realmente mal, con serruchos, piedras sueltas y demás. Tardamos casi 3 horas en llegar a San Sebastián donde se encuentra el puesto fronterizo argentino y enseguida comienza nuevamente  nuestra querida ruta 3 con muy buen asfalto. Nunca tan agradecidos de pisar nuevamente  territorio nacional.

El paisaje en esta parte es como una estepa con ondulaciones, con muchas ovejas y casitas de techos rojos. Me hacía acordar a las películas irlandesas. Más adelante, los primeros bosquecitos de lenga anuncian que nos aproximamos a la zona andina y al cruzar las primeras montañas el paisaje cambia abruptamente: enmarcado por picos nevados aparece el imponente lago Fagnano, con aguas aturquesadas.

Pasamos por Tolhuin, un pintoresco pueblito y entramos a tomar cafecito caliente con facturas en la famosa panadería La Unión.

Después de hacer un hermoso camino zigzagueante de montañas, divisamos por fin la ciudad de Ushuaia. Fueron casi 10 horas de un viaje inolvidable.

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